El reciente libro de Benedicto XVI, La infancia de Jesús, ha roto algunos esquemas tradicionales en la celebración de las festividades navideñas. El más comentado ha sido la negación de que un buey y una mula fueran testigos del nacimiento de Jesús en un pesebre de Belén porque, según el Papa, ningún pasaje de las Sagradas Escrituras alude a esa presencia.
Otra novedad sorprendente del citado libro, que es superventas en varios países es la aseveración de Joseph Ratzinger situando el origen de los Reyes Magos, no en Oriente como dice la tradición, sino en la antigua Tartessos, o sea en la actual Andalucía occidental, más o menos Cádiz, Sevilla y Huelva.
Sobre Melchor, Gaspar y Baltasar existía abundante literatura e investigación histórica señalando que no eran reyes ni magos, sino unos sabios o científicos avanzados de su época.
El hecho de situar la procedencia de estos sabios en tierras de Andalucía, como hace La infancia de Jesús, no ha sido muy celebrado en España, el país católico que celebra con más solemnidad y popularidad la festividad de los Reyes Magos. Al vincularse estos al reparto de juguetes para los más pequeños, en una tradición fuertemente arraigada, la sociedad española no toma muy en cuenta esta conclusión histórica que despoja aMelchor, Gaspar y Baltasar de la magia y misterio propios de Oriente.
Aunque los detalles del buey, la mula y los Reyes Magos sean los más llamativos, el objetivo del Papa Benedicto XVI con su libro no es cambiar costumbres o creencias, sino en línea con la ortodoxia teológica de su papado, matizar o desautorizar leyendas y mitos que desvíen a los católicos de los fundamentos de la fe.
Fuente: Noticias Terra
